Lo monótona que se había hecho la carrera con el dominio de Mauro Giallombardo cambió con el relanzamiento de la 20ª vuelta, tras el pace car por el despiste de Laureano Campanera. Guido Falaschi acosó a Giallombardo y hasta le mostró el auto un par de veces en busca de esos cuatro puntos más que le permitirían trepar en la Copa de Oro.
Cuando el reloj estaba por sentenciar la prueba por los 50 minutos que estipula el reglamento, Moriatis chocó en la chicana y su Ford quedó montado en los neumáticos de contención, por lo que las autoridades accionaron el SIF (Sistema de Información y Fiscalización) con la luz amarilla (esto impide los sobrepasos) en lugar de ingresar el auto de seguridad, ya que a la carrera le quedaba media vuelta. En ese instante, los auxiliares de pista le indicaban con banderas azules al rezagado Leonel Larrauri que detrás de su Dodge venían Giallombardo y Falaschi, el 1-2.
Cuando Larrauri salió de abajo del puente, sector peligroso y veloz (se transita a unos 180 km/h), trató de cederles paso pero perdió el control de su auto contra los muñecos de neumáticos, que se soltaron e invadieron la pista. Giallombardo y Falaschi trataron de esquivarlo. Mauro lo logró, pero el Falcon de Guido se corrió por la tierra de la pista (los pilotos se quejaron desde el viernes por la suciedad en el asfalto) hacia el lado externo del circuito e impactó contra otra fila de gomas. Como transitó por la banquina, enseguida se generó una nube de tierra que impidió la visual del pelotón que venía detrás. Cuando el auto del Príncipe se estaba frenando, Ortelli no pudo esquivarlo -el saltense también venía por la zona externa- y le pegó en la trompa del lado derecho, provocando un giro de 360 grados en el Ford verde y mandándolo al medio de la pista. La máquina Nº 16 quedó detenida, Néstor Girolami salió del medio de la nebulosa y la impactó violentamente en el costado derecho. Pasaron 10 segundos entre el principio y el final de la escena que derivó en la muerte de El Príncipe. Por el golpe, su auto salió despedido y paró contra una pared lateral, donde comenzó la tarea de rescate. Los que venían atrás trataron de esquivar casi a ciegas. Algunos no pudieron. Pernía hizo un trompo por un golpe de Fontana; Silva se comió a Girolami y ambos quedaron enredados con Savino. Los demás siguieron, terminaron la carrera y cuando volvieron a la salida del puente el foco estaba puesto en el auto de Falaschi. Se armó un lento embotellamiento de máquinas, en una zona de la pista que ya estaba invadida por otros pilotos, auxiliares, prensa e hinchas. Todavía había una esperanza de que no ocurriera lo que ocurrió.
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