La CD de la ACTC acompañada de Omar Martínez, Guillermo Ortelli, Diego Aventin y Gastón Mazzacane llevaron una ofrenda floral al monolito ubicado en el Camino de los Chilenos.
El lugar es emblemático y teceísta puro. El Camino de los Chilenos formaba parte de las tradicionales Vueltas de Olavarría, esas mismas carreras en tierra y caminos de ripio en las que se veían grandes luchas entre la Galera de los hermanos Dante y Torcuato Emiliozzi y los hermanos Juan y Oscar Gálvez, cada uno con su cupecita Ford.
Precisamente Juan Gálvez entró en la inmortalidad el 3 de marzo de 1963 y el año que viene se cumplirán 50 años de ese accidente que le costó la vida al piloto más campeón (9 títulos) y más ganador (56 triunfos) de la categoría. Y en la tarde de hoy se realizó un sentido homenaje en el monolito emplazado donde se perpetúa la memoria de Juancito...
El presidente de la ACTC, Oscar Aventin, acompañado del vicepresidente Hugo Mazzacane, el secretario General, Rubén Gil Bicella, y los pilotos Omar Martínez, Guillermo Ortelli, Diego Aventin y Gastón Mazzacane, acercaron dos arreglos florales que colocaron en el lugar tan caro a los sentimientos de toda la familia teceísta.
"Venimos humildemente a rendir un merecido homenaje a quien fuera un gran piloto, una excelente persona y un hombre a seguir. Todos nosotros somos pequeños al lado de tanta grandeza como la que nos dejó el legado de Juan Gálvez. Por eso la sede de la ACTC lleva su nombre y por eso hoy estamos acá recordando a Juan y pensar que pasaron ya casi 50 años que se fue en este camino...", dijo emocionado Oscar Aventin, antes de pedir un minuto de silencio y un fuerte aplauso que acompañaron los periodistas locales y nacionales, más seguidores de la categoría que se acercaron hasta el lugar.
El camino de ripio y tierra fue testigo de épocas gloriosas de Turismo Carretera, que marcaron a fuego a varias generaciones de argentinos que hoy siguen con la pasión de siempre, en otros tiempos. Y Juan Gálvez, desde donde quiera que esté mirando, seguramente seguirá viendo a la categoría que fue amo y señor, siempre con la humildad de los verdaderos grandes.
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