Heppenheim es una pequeña ciudad alemana, de apenas 26.000 habitantes, y de la que poco se sabía antes de la irrupción de Sebastian Vettel. Tan grande fue la locura que causó el bicampeón de Fórmula 1 entre sus conciudadanos que el año pasado modificaron el cartel de bienvenida al pueblo para ponerle Vettelheim...
el Sábado, Red Bull llegó para celebrar la segunda corona y otra vez fue recibido por todo el pueblo, que lo ovacionó y saludó con enormes guantes con el dedo índice bien alto, en alusión al clásico gesto del campeón. “Tengo hinchas en todos lados, pero no hay nada como estar acá”, dijo Vettel, que de todas maneras vive en Thurgau, Suiza. La fiesta incluyó unas cuantas aceleradas con el RB7 en el medio de las calles, que fueron festejadas por casi 20.000 personas.
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